Ríos de fuego y un futuro de Ciencia-ficción

Está siendo una semana extraña, parece que los elementos hayan despertado con un único fin: darnos el segundo aviso. Las lluvias no hacen más que intensificar su crudeza añadiendo los más aterradores rayos y los truenos más estruendosos, valga la redundancia. En el café casi todo sigue igual, pero muchos abandonan sus lecturas cuando en la televisión se escucha el nombre de La Palma, el nombre de Cumbre Vieja. Fue el pasado 19 de septiembre cuando, tras varios avisos, el volcán entró en erupción. Mentiría si dijera que no daba crédito a cuánto veía, estoy segura que he vivido otras erupciones fuera de España, pero en aquel instante no las recordaba. Tan lejos, tan cerca.

Observo el local y compruebo que todo está donde debe estar. Ramos de flores recién traídas de la floristería decoran los pequeños y grandes jarrones dispuestos por los rincones más acogedores del café aromatizando el ambiente ya de por sí cargado por el olor a café y repostería. En las mesas, un pequeño búcaro de barro y pintados a mano por un colegio de jóvenes con discapacidad ofrecen al café un toque divertido y desenfadado. Juanma, el director del centro, se acercó ayer por la tarde para traérmelos. Es un joven con una notable sensibilidad al que conocí hace ya un par de años, entonces ya me comentó que tenía un sueño. Uno en el que conseguía ayudar a quienes más lo necesitaran creándoles conciencia sobre su verdadera identidad. Ni eran especiales, ni eran únicos. Eran, simplemente, lo que quisieran ser. Solo debían trabajar para conseguir sus sueños y, mientras, por qué no, divertirse juntos creando y amasando arcilla. Quedé con él en que, una vez al mes, estaban todos invitados a una merienda en el café donde podríamos leer y comentar el libro que quisieran. Los búcaros fueron su pago.

-Aquí tienes las magdalenas de cerezas y bayas -dice mi madre con su singular sonrisa.

-Son cupcakes, mamá -contesto.

-Magdalenas de cerezas y bayas -recalca.

-Vale -sonrío-. Ponlas en la barra, anda.

-¿Cómo va el día?

-Extraño, mamá. El mal tiempo no acompaña, pero tenemos suerte de contar con nuestros habituales -contesto mientras observo a los presentes y busco a mi Jane Austen particular-. ¿Sabes? Creo que Jane ha cambiado de libro.

-¿Ya no lee Orgullo y prejuicio?

-No -respondí-. El otro día la vi que entablaba conversación con don Enrique y algo debió recomendarle pues, si no me equivoco, parece estar leyendo una de las novelas que tenemos en la sección de histórica.

-¿Tu crees?

-Sí. Antes de sentarse vi que se acercaba a la estantería y cogía de allí un volumen, pero no he conseguido advertir cuál es.

-¿Qué observáis con tanta atención?

Una voz masculina nos sobresalta. Miro en su dirección y descubro a un buen amigo y compañero que mira en la misma dirección que nosotras sin entender muy bien el por qué.

-¡Hombre! ¿Cómo tu por estos lares?

-He venido a probar a esos churros con chocolate de los que tanto he oído hablar.

-Marchando, pues.

David es un agente de policía a quien la ciencia-ficción y la fantasía le encantan. De hecho, es el culpable de que haya, por fin, decidio leer algo del primer género literario pues, a pesar de haber, incluso, realizado un buenísimo taller sobre la historia de la Ciencia-ficción de la mano del galardonado escritor Sergio Mars, jamás había leído nada parecido salvo las clásicas obras de Orwell y Wells.

-El otro día terminé, por cierto, 1984 -comento mientras le sirvo una taza de chocolate caliente y un plato de churros recién hechos.

-¿Y qué tal? -responde David.

-Demasiado revelador y actual -sonrío-. Por cierto, que me quede claro porque aún no estoy yo muy puesta en el tema. ¿Qué es eso de los mundos del Emperador?

-¿Aún estamos en esas?

-Sí, aún. Contesta que la culpa es tuya.

-A ver, los creé en su día, inspirados en otros universos que me encantan, y que me sirve para contar ciertas historias. A priori será una serie compuesta por libros con cierta independencia entre sí, pero que poco a poco irán desarrollando una metatrama cada vez más evidente y mayor -responde. Coge uno de los churros para comérselo antes de continuar en vista de que debo de tener una expresión que le indica que me he quedado igual-. Estas historias transcurren en su mayoría aproximadamente por el año 4000, en una época en la que los humanos han colonizado una pequeña parte de la galaxia, y estando dichos mundos gobernados por un Emperador, de ahí su nombre -dice haciendo especial hincapié en las últimas palabras.

-Vale, ahora sí. Un momento, voy a recoger un par de mesas y vuelvo que aún tengo que sonsacarte más del tema que me interesa.

El día es cada vez más oscuro. El cielo está cubierto por inmensas nubes que no auguran nada bueno. Decido encender las velas que hay dispuestas en algunas mesas y bancos auxiliares para dar más luz al interior del local.

-Ya estoy de vuelta. ¿Cómo vamos con los churros? ¿Merecen esa mención o no?

-Si me traes un poco de agua, igual, te contesto.

-Que majo -ironizo-. Aquí tienes el agua.

-De momento, la cosa va bien.

-Esto está bien -sonrío-. Seguimos con el tecer grado. El incidente de Cretta es un libro también ambientado en ese mundo que has creado, casi como un pequeño episodio dentro de ese universo. ¿Crees que funciona mejor libros de estas características, cortos y con «sorpresa», que otros de mayor extensión?

-No necesariamente, aunque es cierto que hay lectores que prefieren historias más cortas. Mi teoría sobre el asunto es que hay más reticencia a lanzarse a por un autor indie nuevo si la novela es muy larga, y antes prefieren picotear algo más cortito, por si no acaba de gustarles su pluma. Estas novelas cortas van muy bien para darse a conocer, porque captas lectores que luego saltarán sin problemas a leer las largas. A día de hoy, mis novela más leída es la primera que saqué, «Los Mundos del Emperador: Auryn», seguida de cerca de la siguiente de la serie, «Los Tecnoguardianes», y ambas son dos «gorditas».

-Hombre, a decir verdad, en mi caso fue un acierto leer primero El incidente de Cretta porque hizo que tuviera interés en saber más sobre ese futuro de ciencia-ficción que has creado. Todo sea dicho -comento-. ¿Estás trabajando en algo nuevo?

-Hace poco terminé una novela que estará ambientada en Maegtal, el juego de rol de Héctor R. A., que también es el ilustrador oficial de todos mis libros. Es un híbrido de aventuras, terror y fantasía oscura, que prometo que va a generar muchísima tensión en muchos lectores. Ahora mismo está en fase de corrección, en manos de Myriam Martos, que también está haciendo ciertos apuntes de cosas mejorables. Aún no tenemos fecha de publicación, porque es posible que, por esta vez, exploremos una vía no independiente. Aunque aún no hay nada decidido.

-¡Genial! Me parece un proyecto muy interesante. A veces, es necesario contar con el respaldo de un sello editorial, sobre todo, si es especializado y sabe moverse por los círculos adecuados.

-Eso es.

-Ah, una cosa antes de que te vayas. ¿Qué libro me recomendarías que no fuera muy denso?

-Cualquier cosa de Asimov se puede leer perfectamente. Hoy en día dicen de él que que fue un gran divulgador científico, porque era capaz de imaginar mundos increíbles y explicar ciencia muy avanzada, de forma muy cercana y asequible para cualquier lector medio.

-Creo que tengo alguno de relatos por ahí. Le echaré un vistazo y te cuento.

-Estupendo. Voy a ver si sigo que el tiempo no perdona.

-Dale un abrazo a tu mujer y a los peques.

-De tu parte -dice antes de desaparecer por la puerta del café.

«La nube de azufre del volcán de La Palma llegará a la Comunitat Valenciana», escucho y pongo toda mi atención en los informativos televisivos:

«La erupción volcánica registrada en la isla de la Palma, en las Islas Canarias, también tendrá consecuencias para la Comunitat Valenciana. Las primeras simulaciones realizadas sobre la trayectoria de la nube de ceniza y dióxido de azufre que expulsa el volcán indican que podría llegar a la península ibérica a partir del próximo jueves por la tarde y que una de las primeras zonas que se vería afectada por esta nube sería el sur de la Comunitat Valenciana».

«Querido amigos y amigas de Canarias, espero y deseo que pronto obtengáis la ayuda que necesitáis y sabed que intentaré donar y hacer cuanto esté en mi mano. Aguantad», digo en un susurro casi inaudible.


Debido a las restricciones por Covid, no se atenderá sin cita previa.

Si quieres acercarte y visitarme en esta cafetería virtual, solo tienes que escribirme a mireiagimenezhigon.autora@gmail.com poniendo en el asunto “CITA TINTA CON OLOR A CAFÉ + NOMBRE”

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