Hoy necesito que me permitáis regresar a la niñez y recordar cuando todo estaba en su lugar. Hoy, este artículo se llenará de color, de ilusión, de vida… porque hoy os hablaré de un cuento que sigue enamorando a grandes y pequeños. Un cuento atemporal, pues su historia jamás dejará de ser actualidad.
Comenté ya a principios del mes pasado, cuando tuve la suerte de participar y presentar mi obra en la XXII Semana de Novela Histórica, que he sido una niña amante de los libros desde que tengo uso de razón. ¿La culpa? Única y exclusivamente de mis padres y, si no es culpa suya, mucho hicieron por ser cómplices de tal delito. Desde niña, en casa se han tenido muy claras las tareas de cada uno, la mía era mantener en orden mi cuarto y estudiar, por lo menos mientras me encontraba en edad escolar. Si hacía bien mis tareas obtenía una recompensa: cien pesetas a la semana. Con ese dinero me compré mis primeros cuentos y los leía y leía sin descanso. ¡Era tan maravilloso vivir las aventuras junto a Peter Pan, Tom Sawyer o Caperucita Roja! Pero esas no fueron mis primeras historias, no, sino una que guardo con ternura en mi recuerdo, en mi corazón: Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.

Cuando tan solo contaba con dos o tres años de edad, mi madre compró un libro enorme, repleto de ilustraciones maravillosas y donde una niña vivía una increíble aventura. Cada noche, antes de dormir, mis padres me arropaban y mi madre se quedaba conmigo leyéndome esta clásica historia hasta que me quedaba dormida. Yo no lo recuerdo, pero según cuenta ella, mi madre, cada noche me preguntaba qué cuento quería que me leyera y mi respuesta siempre era la misma: «Mamá, yo quiero el cuento de Alicia y el conejito blanco».
En la imagen están todos los libros que tengo de este cuento. Ediciones de todo tipo. El que mi madre me leía es el que hay a la izquierda del todo, el más grande y que cuenta con un año más que yo, pues fue editado y publicado en 1982.
Del cuento de Alicia se han dicho muchas cosas, muchísimas, incluyendo una terrible leyenda negra sobre su autor. La historia, aunque no la niego, nada tiene que ver con el cuento más allá, quizás, de una crítica hacia el mundo victoriano y su sociedad. El relato Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, puede ser leído como modelo contrario a las rígidas convenciones de la sociedad victoriana. El libro describe un mundo en el que una niña debe abrirse sola su paso por la vida, alejada de las normas educativas. Con la ayuda de las experiencias mágicas de la pequeña Alicia, Carroll refuta la idea de su tiempo, de que el mundo de los adultos, con sus principios morales (a veces cuestionables) era el modelo al que el mundo de los niños debía adaptarse. El mundo onírico de Alicia no es ideal y tampoco está libre de peligros. Sin embargo, la joven heroína logra sortear todos los desafíos gracias a su imparcialidad y a su capacidad de juzgar las cosas desde una perspectiva infantil, pero sin prejuicios. Así, Carroll presenta al niño como un miembro de plena capacidad en la sociedad y como ser independiente. Con su estilo directo y despreocupado, Alicia descubre sin piedad el egoísmo, los temores y la violencia de los adultos. La crítica social de Carroll se esconde en un mundo fantástico y absurdo para salir en busca de quienes piensan de la misma manera.

Es más, para mí, sigue teniendo grandes lecciones de vida que jamás deberían olvidarse ni pasar desapercibidas. ¿Qué hay de frases como las que a continuación les muestro?
Si conocieras el tiempo tan bien como yo, no hablarías de perderlo.
Todo tiene una moraleja, sólo falta saber encontrarla.
Si cada uno cuidara su propios asuntos, el mundo giraría mucho más rápidamente.
No tiene utilidad volver a ayer, porque entonces era una persona distinta.
Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí.
Y ésta es tan solo una muestra, pues podría seguir añadiendo, al menos, un par por capítulo. Tanto me aporta esta historia que aún la leo cada año, vuelvo a ser niña y sonrío al recordar aquellos maravillosos años. Es más, que hoy me dedique al mundo literario, que me dedique a escribir es, precisamente, gracias a este libro.
Hace unos años, en 2015, una pequeña editorial organizó un certámen literario por el 150 Aniversario de Alicia en el país de las maravillas. Se trataba de escribir un cuento que guardara relación con el clásico de Carroll y el premio era publicar una novela. Pues bien, gané el certamen.

Y, ahora, seis años después. Recuperados los derechos, tengo una noticia maravillosa que contar y que me hace muchísima ilusión. En breve, supongo que para mediados del año que viene (2022) publicaré mi cuento: Arturo y la reina de corazones. Lo haré por mi cuenta, pues quiero que esta historia me pertenezca y añadir en ella ciertos detalles que entonces no eran relevantes y hoy sí.
En primicia, os dejo la portada que he creado y de la que me siento muy orgullosa porque es mi mundo, es mi cuento y es mi historia. Solo espero que os guste.
Muchas gracias.

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